lunes, 16 de mayo de 2011

Desafiando, si llego.

A veces me auto-medico: existencial-mente.


 Me da por pintarme las uñas o por destruirme los oídos con los sonidos de un piano, por apagar las luces (si es de noche) y quedarme mirando el cielo, o ponerme la tele sin sonido e inventarme los diálogos sólo por las miradas, me da por ponerme esos zapatos tan perfectos con esos tacones tan imposibles. 
Y tumbarme en la cama. Como las estrellas porno, pero vestida.


Es ridículo, desde fuera, poco importa. Es mi terapia y hago lo que puedo por parecer seca mientras me estampo de pensamientos y sensaciones. Algunas son reales. Otras me las invento. Qué más da. 
La delicadeza pasa de moda cuando tengo ganas de llorar. 
El olor a acetona me relaja y el color verde en las uñas me recuerda al olor a hierba mojada después de la lluvia. 
Me lo invento todo, lo necesito así. Ahora.


Hoy me estoy tratando en contra del miedo, en contra de las sensaciones intensas que me hacen pequeña, en contra de las sonrisas que se me escurren y por ende pierdo. 
En contra de esas miradas lascivas desde el fondo del autobús, en contra de las botas blancas en primavera y en contra de los modales. 
Sí. 
Que me ha dado por desafiar la noche.
Y el mundo.
Si llego.

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