Érase una vez una melodía.
Eran tus dedos y.
Era mi espalda despierta mirando. Fija y perpleja
encuadrando cuatro ojos que son
manchas
de noches
y.
Humo y
besos infinitos que no son besos pero deberían porque el
deseo y
eso.
Silencio.
Se descomponen lánguidas bellezas
Evocando momentos que
a saber si llegan
antes
de
irse.
Eran el secreto y el enigma sofocados bailando la.
Ausencia. Que hiere y baila tres noches seguidas y se va justo cuando llega la media-noche para aparecer después de tres zapatos mal puestos en esos pies tan pequeños y ridículos.
Como sus
manos
cuerpo y
lunar a la izquierda de ese recuerdo-llama-cicatriz.
Era en.
Presente.
Eran.
Son.
No.
Ya no lo son.
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