jueves, 21 de junio de 2012

Soy entre manos. Ella.

Una vez encontré una ciudad sin venas que. Desconsoladamente ardía de frío de tiempo de ausencias con zapatos preciosos que siempre corrían pero nunca tocaban el suelo el. Subsuelo el infierno quizás, tocaban pero no miraban ni veían ni lo intentaban no querían no sabían.

Una vez no tuve miedo y fui nieve me. Disfracé de muñeca me cambié me dibujé carbón en los botones me ate una daucus carota cualquiera entre las mejillas y salí a no correr a hurgar mundo a no encontrarlo no querer encontrarlo pero salí y. Pasó. Pasaron. Las horas el día el café la cena la fiebre pasaron cuatro estaciones seguidas de recogida de flores silvestres pasó el viento el temporal sin tiempo pasó Ella. Ella, repito, de madrugada vestida de flores. Empapada por el comienzo del día por despedir la noche sobre la hierba empañando los cristales de mis ojos. Ella. Empapada. Y yo.

La vi la sentí toqué. Sin querer me ahogué entre su aire su pelo su cielo su forma de callar de mutar de mimar de callar, repito, de no mirar sino ver. La vi llorar pasarse seismil horas seguidas enterrando una flor la sentí tan cerca tan dentro. La vi cortarse las venas los ojos la espina dorsal comerse el corazón con tres cucharas diferentes y de seguido volver a caminar. Y vomitar y.

Espié cada uno de sus latidos quietos sin cambiar de acera me disfracé de mármol y de vida para verla no irse de su círculo preferido (de)formado por un ejércitos de filosofía delicada de bosque recién encontrado tras siglos de intensa intoxicación poética. Todo por Ella.

Todo por vernos tanto tan cerca tan dentro por regalarle mi única canción preferida por ser un punto en su final. De principio. Entre sus manos sin querer despertar jamás dormirme de nuevo dentro del sueño del Ella.

Una vez desperté entre las manos de Ella y antes de tocar cielo soñé que no me va a soltar. Despertar.

miércoles, 20 de junio de 2012

Carta número ciento sesenta y. Siente.

Hola madre,

Te llamaría si supieras dónde encontrarme te besaría las muñecas de la piel de las manos. Constantemente. Te pediría que me abrazaras como nadie más que tú podría. Me romperías. Los huesos de estrujarme pero no te pediría que soltaras. Nunca.

Te escribiría toda la verdad si supieras aceptarla te daría las mejillas para que pudieras ahogarte. Ahogarme, mama. ¿Recuerdas cuando casilo consigo a los siete años? Claro que recuerdas porque me salvaste y luego todas las veces restantes hasta que aprendí a irme. Eso no me lo enseñaste, pero huí. De ti. La perfecta que me enseñó a amar. Como nadie aprendería a aceptar ser amado. Te quiero tanto que sonrío cada vez que no puedo evitar llorar. Llorarte toda encima mía. Sin dejar de apretarme el esqueleto.

Luego me corto en juliana y me calcino a fuego lento los recuerdos prendo fuego a la memoria. En blanco y negro la perfecta memoria, como tú de perfecta, madre.

Has imaginado bien, he crecido. He caído he volado he callado he follado. Me han follado me han tirado he aterrizado. He aprendido a cocinar en cuatro idiomas seguidos y hasta me encanta el café. Como a ti, verdad? Verdad, afirmo susurrando.
Has imaginado bien, he crecido. Soy la perfecta mujer gris. Dejé de estudiar la tercera carrera por desconocimiento. Me cansé de hurgar me hice el carnet de autodidacta en una habitación de alquiler no muy lejos de la vida en ese continente que tanto imaginabas en los cuentos recién inventados. Para mi. Para alejar las pesadillas que nunca se alejaban. ¿Sabes? Puede que no se fueran nunca porque les gustaba tu olor tendido alrededor de mi cuerpo a las cuatro de la mañana. A jazmín hecho a mano. Tus manos. Tus manos.

...
...
...

Prometo enviarte alguna de todas las cartas que te he escrito prometo ser buena. Prometo amarte siempre. Como mi heroína. De los libros.

Ahora,por favor:

Miénteme y dime que esta noche estarás. A las cuatro, donde siempre.

Tu Ene



viernes, 15 de junio de 2012

No me vistas si vas a mudarte

Me he trenzado el invierno y el otoño en un vestido lleno de frambuesas. Soy roja por fuera. Roja por dentro. Me he teñido tantas veces como vidas he vivido. He soñado imaginado y descrito. He callado siempre me he fumado me he empapado y he sido Sahara cada noche durante los últimos cinco infiernos. Cada temporada de setas de olas gigantes y playas desiertas. He sido. Me he sido.

No me he sobrevivido. Me he bebido. Siete vidas seguidas de siete gatos iguales. Siameses como las llaves siamesas como las almas siamesas como una manzana cortada sin gracia cuatro veces seguidas en cuatro corazones. Rotos. Y rotas las medias. Las manos rotas en la rotura del epicentro de mi medio cuerpo roto. Y crujiendo las esquinas de nuestras cuatro manos haciendo la piel del cero del nulo del invisible tiempo que cala que llueve. Llueves.

Me regalas una piruleta azul cielo azul lengua azul pasión estrellándose contra el suelo. Mi suelo roto los pasos rotos. Me regalas. Azúcar de caramelo. Me regalas una vida sin ti que me pertenece. Te sobrevivo regalo. Nos inundamos. Y mutamos y.

Cerca te mudas dentro te escribes naces dentro no te mueres me eliminas. Nadas. Pez de sal lagrimada. Pez del silencio. Pez sin mas hambre que de si mismo. Nadas.

Desaprendí.

martes, 5 de junio de 2012

Mera

Soledad. (Del lat. solĭtas, -ātis). 1. f. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía. 2. f. Lugar desierto, o tierra no habitada.

domingo, 3 de junio de 2012

Desencuentra

Yo.

Ya me voy no. Quiero cerrar la puerta no. Quiero. Quiebro. Quemo.

Y no.
Insisto, no (dospuntos)


Ya no se dibujan flores como las que inundaban las habitaciones de antes del antes. Del fin del mundo. 
De resto de mundo.


Con 
tú. 
Mano. 

Tu mano entre 
mi pelo entre 
mis piernas tu mano dentro 
de mi mano más dentro 
arrancándome la 
mano del pecho de los pechos rellenos de salivas embadurnando 

tu 
mano. 


Tú.
Qué me dibujaste el primer gemido ahora (dospuntos)


Viólame los adjetivos. Empiézame 
los pies. 
Házmelos pequeños más pequeños. Condéname 
garbanzos. Dibújame 
la goma de borrar no me hagas miel hazme 
abejas trepando los tobillos. Sígueme.
Persigue. No encuentres. Borra 
las rodillas a mordiscos con. Las 
manos los dientes la lengua. Hazme 
otra lengua dentro de la propia lengua. Hazme 
un adjetivo gimiendo trepando la miel de
las abejas de los tobillos. Haz 
la muerte a la reina y luego envuelve. La 
reina-abeja para regalo dirigiendo la 
muerte para regalo desde las 
rodillas hasta el fondo 
del último hueso 
 el primer hueso. 

Bórrame. 


Nunca es mi cumpleaños. 


Pero 
regálame saliva entre las piernas. Que 
no 
sea saliva que sea la vida del primer placer el único que 
nunca 
conocimos porque quemamos. 
Riégame la piel manzana a mordiscos. 
Arranca 
la piel y ralla los huesos. Encuentra mi pecho no 
lo 
encuentres, quédate a vivir un verano en él. 
Hazme fotos hazme 
recuerdo. 

Deshaz. Desde el cuello absorbiendo 
las venas la sangre que 
pálida incolora inodora e insípida. 
Hazme la sangre. 


Bebe. Besa. Brinda. Busca. (Desencuentra) Borra.




Del verbo muerte. La primera. ¿Recuerdo? No.
No recuerdo. No quemamos no hay saliva no es placer ni la muerte. 


Nunca es recuerdo porque jamás he nacido.

Pero me voy. 

Cerca.